En comparación con todos los demás seres vivos, los humanos tienen un cerebro enorme que puede procesar innumerables informaciones y resolver tareas complejas. Pero ¿cómo fue que el cerebro humano se desarrolló de manera diferente al de nuestros congéneres?
La respuesta se encuentra en el pasado, la dieta juega un papel importante, entre otras cosas.
Hace 2 o 3 millones de años comenzó a comer carne, así como plantas y frutas. La carne tiene una alta densidad de nutrientes con proteínas y grasas y en ese momento proporcionaba a las personas una energía importante que favorecía su desarrollo físico y mental.
Según un grupo de investigación de la Universidad de Harvard, nuestras herramientas para picar carne fueron cruciales a la hora de comer carne. Las piezas pequeñas del tamaño de un bocado ahorran a las personas muchos movimientos de masticación y, por lo tanto, una enorme cantidad de energía y tiempo. Esto condujo a un exceso adicional de nutrientes, que apoyó el crecimiento del cerebro.
La ingesta adaptada de alimentos también cambió la anatomía humana: los dientes grandes y los músculos fuertes para masticar se volvieron superfluos con el tiempo. Eso, a su vez, creó suficiente espacio para el cerebro grande y complejo.
Los humanos dieron otro paso decisivo hacia el aumento de la calidad de los alimentos: cocinar al fuego. La comida cocida es por un lado más blanda y fácil de masticar, por otro lado, nos da más energía. Esto favorece aún más el crecimiento del cerebro.
Así que nuestra dieta básica ha sido probada durante millones de años. Presumiblemente, sin el consumo de carne, los humanos nunca se hubieran desarrollado de manera tan progresiva. Incluso hoy en día, la carne todavía proporciona al cuerpo importantes nutrientes y minerales.
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